jueves, 21 de noviembre de 2013

Jabón de los Reyes Magos 2013

Todos los años hemos hecho un "Jabón de los Reyes Magos". Para mi es una tradición.
Lo que caracteriza a este jabón es que lleva entre sus ingredientes oro, incienso y mirra, y bajo esas premisas, cada año variamos su diseño y presentación.
Este año quería hacer algo que se alejase de la típica pastilla de jabón más o menos decorada, y como los que me conocéis sabéis lo aficionada que soy al jabón en crema, aquí os presento mi
JABÓN DE LOS REYES MAGOS 2013

Es un jabón en pasta, mi enésima versión del jabón negro de Marruecos, porque me parecía original y suficientemente exótico y lujoso como para que los Reyes Magos no me traigan carbón.
Está hecho con aceites de oliva y argán, con macerado de aceitunas negras, y lleva mica dorada que le da un brillo increíble, ojalá pudiera reflejarse en la foto  la textura real que tiene el jabón. Me tiene enamorada.  Bueno, voy a intentarlo más de cerca:

No es que le haga justicia la foto, pero al menos se ven algo mejor el brillo, el aspecto dorado y traslúcido y la untuosidad.  A esta textura tan increíble, hay que añadir el aroma dulce y evocador de la mezcla de vainilla, anís, clavo incienso y mirra.
Después del taller le puse una lámina de pan de oro y removí para que se fracturara. La podéis entrever troceada en las fotos como si fuesen pepitas de oro. Aunque estéticamente me pareció precioso el efecto, en justicia tengo que decir que no es del todo buena idea, porque son tan finitos que al usar el jabón se quedan los trocitos pegados al cuerpo y cuesta quitárselos. Os aseguro que saldréis de la ducha convertidos en personas brillantes =)
El caso es que ahí está mi jabón. Espero que a Sus Majestades de Oriente les guste. Les dejaré un poquito la Noche de Reyes, junto a las galletas y la paja para los camellos, para que se laven después de entregar los juguetes a los niños, que eso cansa y seguro que les viene bien relajarse.
.
Besitos






viernes, 13 de septiembre de 2013

Sabor, sabor

Uno de los placeres  que tuve este verano fue hacer unos bálsamos de labios para regalar a las chicas en la boda de Daniel y Begoña.
Ellos querían hacer un regalo que fuese todo natural, sin colorantes ni sabores artificiales, y eso fue todo un reto en labiales, porque no es tan fácil conseguir colores y extractos solubles en aceite. Los hice con mucho cariño, con sabores de chocolate, canela, menta, vainilla,  miel..... y en la composición llevan mantecas de cacao y karité, aceite de oliva y jojoba, y cera de abejas natural.
Al final quedaron bien resultones.

Como tenía en ese momento mi casa en obras, ni se me ocurrió hacerles una foto un poco decente. Seguro que tampoco habría encontrado la cámara si lo hubiese intentado =(  , pero me quedé con la foto que le envié a una amiga vía Whatsapp, que no les hace justicia. A falta de una mejor, ahí tenéis "cutrefoto" de unos bálsamos de lo más lujosos.
Besos

lunes, 9 de septiembre de 2013

Mendrulandia en obras


Edito para comentar que el problema parece estar solucionado, pero como la foto me parece simpática, no quito la entrada =)  Ah, también quiero hacer una nota aclaratoria acerca de la foto: Ese no es el muy famoso y comentado trasero de Mendru, sin duda mucho más estético y atractivo. Guillermo: no te desesperes. Encontrarás un servidor maravilloso que no te de problemas. Besos para ti.

Conecto mi ordenador, entro en Mendrulandia y ¡OH ,DIOS MÍO! ¡MENDRULANDIA NO ESTÁ! ....
Pese a que mi primera reacción instintiva, que es correr en círculos gritando y agitando los brazos, aguanto estóicamente, cuento hasta 10 y hago lo que suelo hacer en estos casos, que es mandar un whatsapp a Mendru en el que se transmita toda mi desesperación. Afortunadamente Guillermo,  como el hombre tranquilo que es, me dice que está en ello, y que la página funcionará lo antes posible. Ya sabéis que estaba trasladando la página a otro servidor para solucionar todos esos problemas que nos han traído de cabeza los últimos meses. ¡Pobre Guillermo! lleva mil horas de su verano dedicado a esto.
Como me habéis mandado un montón de correos, me doy cuenta de que no soy la única al borde del pánico, así que un beso y una ronda de paciencia para todos <3 p="">

lunes, 5 de agosto de 2013

DIÓGENES JABONERO


Llevo todo el verano de obras. Eso ha supuesto tener que vaciar tooooda la casa, meter nuestra vida entera  en cajas y buscarle acomodo temporal en sótanos prestados y casas de parientes.
Entre las miles de cosas que he empaquetado estaban todos mis aperos jaboneros: materiales, herramientas, moldes y demás cacharrerío.  
La cosa fue más o menos así: Saqué un par de cajas y me dispuse a ello. Llené las dos cajas y no había recogido ni el 10%. Llené un montón de cajas más, y aún salieron muchos más trastos porque mis cosas jaboneras llenaban cada hueco que se quedaba libre de la casa, casi en cualquier habitación.

Verlo todo junto, asusta. Mucho.

Han vuelto  pasar por mis manos cada una de las tarrinas de flan en las que yo ví un molde en potencia, cada maderita que guardé “por si acaso” y una lista interminable de compras compulsivas de ingredientes y herramientas, algunas francamente inútiles. Estoy segura de que todos los jaboneros del mundo saben exactamente a qué me refiero.
Por supuesto, con la obra ya terminada y los armarios nuevos listos para ser organizados de una forma más sensata,  ha llegado el momento de volver a poner las cosas en su sitio. Mi familia ha sido muy tajante en cuanto al espacio disponible para mis cacharros. Creo que no estoy son imaginaciones mías, ni exceso de suspicacia por mi parte si digo que noto frías miradas en mi nuca y susurros a mis espaldas en los que sólo distingo a  oír “ni de coña” repetidas veces
Valoré la posibilidad de hacer algún trueque, y quitarme de en medio cosas en desuso cambiándolas por otras más prácticas, pero eso no implicaba una reducción real del  volumen, sólo un cambio, así que después de darle unas cuantas vueltas, he decidido instaurar la semana mundial del despilfarro jabonero experimentar con todo ello.
Así como suena. Voy a ver si por fin gasto todo aquello que tengo y convierto las miles de bolsitas de aditivos extravagantes  en jabones con las formas de esos moldes que nunca usé. Creo que en unos días, cuando termine la mudanza, voy a pasar un tiempo experimentando con fórmulas y materiales inéditos.  Realmente eso es siempre lo más divertido, así que espero pasármelo muy bien con esa tarea. Cuanto más lo pienso, más me apetece,  y además, seguro que me sorprendo con los resultados. Ahí lanzo mi propuesta, y si alguien se anima, el jaboneo estrambótico es mucho más divertido entre varios.
Besos veraniegos!!

martes, 14 de mayo de 2013

ESTRENANDO IMAGEN

No, no es que me haya enganchado al Bótox, ni a la "Operación Bikini", ni nada similar. Es que quería enseñaros el nuevo logo que la diseñadora gráfica Ana Dubon ha hecho para mi. Me encanta el grafismo, los colores, y ese aire vintage-artesanal-glamouroso que desprende y que le va al pelo al jabón artesano. Ana es una artista y ha pillado a la primera lo que yo quería. Sin más preámbulo, tachán, tachán, os presento la nueva imagen de Mucha Espumita Jabones Artesanos
Muchas gracias a Ana por su magnífico trabajo. Miedo me da pensar lo que va a llegar a hacer esta chica ahora que se ha lanzado al jaboneo. Espero grandes cosas por su parte.

Ahora, sin más, os dejo, que tengo que comprar lacitos y envoltorios que combinen con mis nuevas etiquetas, porque parte de mi filosofía de vida es que cualquier excusa es buena para ir a comprar lacitos.
Besos

viernes, 29 de marzo de 2013

El agua en el jabón: La concentración


Con frecuencia me preguntan qué significa la concentración del agua en el jabón y qué trascendencia tiene en la fórmula y en el resultado final del jabón, así que voy a intentar explicarlo lo más sencillo posible, aunque el tema es extenso.

Los tres componentes fundamentales del jabón natural son las grasas, la sosa y el agua. A partir de esos tres ingredientes, podemos añadir otras cosas como aditivos, colorantes, aromas, etc, pero si falta alguno de esos tres no tendremos jabón. La proporción de sosa y grasas tiene siempre que estar muy medida y es muy importante que esté equilibrada, pero ¿qué pasa con el agua?
En realidad, el agua no sólo es un ingrediente, también es el medio en que se produce la saponificación, o sea, la reacción química que forma el jabón. Necesitamos el agua para disolver la sosa, y para que ésta saponifique las grasas. Una vez que la reacción química está completa, el jabón sólo conserva una parte del agua, y el resto se evapora durante el curado y secado del jabón.

¿Qué es la concentración en el jabón?   La cantidad de sosa que tenemos que poner en el jabón nos viene dada por los aceites de la receta, pero según nuestras necesidades, podemos disolverla con más o menos agua. Eso determina la concentración. Cuanto menos agua pongamos, más concentrada será la disolución, o sea, la concentración será mayor. Esa concentración se expresa en porcentajes.  Por ejemplo, una concentración del 28% significa que de nuestra disolución de agua/sosa, 28 partes serían de sosa, y el resto hasta 100 sería el agua.  Por eso, cuando variamos la concentración, la cantidad de sosa siempre permanece constante y lo que varía es la cantidad de agua en la que disolvemos esa sosa.

En química, la disolución de cualquier sustancia alcalina en agua se denomina lejía, y aunque en el lenguaje de calle, llamamos lejía a la que se usa para limpiar y blanquear la ropa (hipoclorito de sodio), lo cierto es que la mezcla de sosa y agua es una lejía también, así que a partir de aquí, cuando hablemos de lejía, estaremos hablando de la mezcla de agua y sosa que añadimos a nuestro jabón. La lejía es la principal aportación de líquido en el jabón, pero no es la única, ya mucha veces añadimos más líquido con los aditivos.

¿Como calculamos la concentración? Cuando calculo las recetas a mano (en esas rarísimas ocasiones.....) suelo utilizar la regla para torpes: multiplico la cantidad de sosa por 2,5 y me da la cantidad de agua que equivale a una concentración del 28% que es bastante usual para jabonear, pero se puede calcular cualquier otro porcentaje usando una regla de tres. Personalmente siempre dejo que la maravillosa y nunca suficientemente loada calculadora de Mendrulandia lo haga por mi.

Ahora: ¿Hay una concentración idónea para el jabón? Pues no, la verdad.
En el jabón, la proporción de aceites y sosa siempre está muy medida y es muy importante mantenerla equilibrada, pero la cantidad de agua admite mucha variación. Podemos poner una cantidad de agua muy diferente y al final obtendremos un jabón muy parecido,sin embargo el proceso de hacer el jabón variará bastante. Algunos jabones, como el jabón de la abuela, se suelen hacer con una concentración bajísima, cercana al 15%, mientras que algunos jaboneros utilizan a veces concentraciones del 40% o incluso superiores. La concentración máxima que podríamos usar sería el 50%, Si pusiéramos menos agua , la sosa no llegaría a disolverse bien a quedar saturada la disolución.

¿Y qué diferencia hay si hacemos el jabón con una concentración mayor o menor?  Pues mucha y muy poca. Me explico.  Hay diferencias mientras hacemos el jabón, pero el jabón resultante al final será muy parecido.
-Trabajar con concentraciones bajas, entre el 25% y el 34%  aporta más agua al jabón. Tardamos más en llevar el jabón al punto de traza, tendremos más tiempo para trabajar el jabón antes de que espese demasiado, y por eso estas concentraciones son las que se usan cuando queremos hacer jabones con decoraciones complejas, con varios colores, y técnicas decorativas que requieren trazas muy líquidas,  como la decoración de columna o embudo, el swirl-in-the-pot  ,  el mantra swirl o los firulillos de colores en general. Son concentraciones cómodas, en las que uno se lleva pocos sustos, son las más adecuadas cuando trabajas con aromas sintéticos que amenazan trazar de golpe,  y las mejores, desde mi punto de vista, para principiantes. Además aguantan mejor sin espesarse incluso aunque trabajemos con la sosa o los aceites templados, y nos simplifican la vida cuando hacemos jabones con el proceso en caliente.  La calculadora de jabones de Mendrulandia por defecto calcula una concentración del 28% y a mi me parece perfecta para casi todo, y subrayo el "casi"
En el "lado malo" también tenemos algunos efectos derivados de este exceso de agua. Lo más llamativo es el tiempo que tarda el jabón en secarse. Normalmente los jabones hechos con bastante agua tardan más en secarse. Las cuatro semanas que dejamos el jabón al aire, y que mal llamamos "tiempo de curado" en realidad es en parte curado, en parte secado, y el jabón durante esas cuatro semanas completa la reacción química de la saponificación, pero también pierde el agua que le sobra. Los jabones con más agua, lógicamente tardan más en secarse, y un jabón muy seco hace más espuma, dura más y se queda menos baboso.
Otra consecuencia no deseada del exceso de agua es que en los moldes de silicona son una pesadilla para desmoldarlos porque se quedan húmedos mucho tiempo.
Aparte de estas dos cosas, que pasan siempre, hay otros efectos que no son tan frecuentes pero que pueden pasar:   Al evaporarse el agua sobrante, a veces arrastra el exceso de sosa y afloran las antiestéticas cenizas en la superficie, sobre todo en jabones con sobreengrasados bajos, y además, a veces los jabones blandos cuando pierden el agua sobrante encogen, y si es mucha, pueden llegar a deformarse, hundiéndose en el centro.

-Trabajar con concentraciones altas: entre el 35% y el 50%  tiene justo los efectos contrarios. La traza llega antes, y eso, cuando hacemos jabones sin mucho adorno y con porcentajes altos de aceite de oliva, es de agradecer porque tardamos mucho menos. Además el tiempo de secado se reduce considerablemente, los jabones gelifican mejor y por lo general quedan más lisos y brillantes al cortarlos. Imprescindible si quieres que los jabones en moldes de silicona te queden bien y no queden como plastilina. Para mi gusto, son concentraciones ideales para jabones lisos, jabones a capas y decoraciones de trazas espesas.
El lado malo: trabajar con la amenaza constante de que el jabón se te espese de repente es muy estresante. No tienes mucho tiempo para reaccionar si no tienes todo a mano, y como no dejes enfriar la sosa, los aceites y hasta los aditivos, se te puede complicar la existencia mucho.
Es verdad que casi todo esto se contrarresta un poco trabajando con temperaturas bajas, y que la experiencia ayuda, pero mi consejo es que si eres principiante, no te compliques y uses concentraciones menores.


Como decía antes, durante las semanas de secado, tanto los jabones hechos con concentraciones altas como los hechos con concentraciones bajas, perderán el agua que sobra, quedando ambos con una textura similar, y la elección de una lejía más concentrada tiene mucho más que ver con el proceso de hacer el jabón que con las características finales del jabón en sí.
¿Mis preferencias personales? pues en los talleres casi siempre hacemos los jabones al 28%, pero cuando hago mis jabones fuera del taller, suelo usar  entre el 35% y el 45% , dependiendo de la receta y la complejidad del jabón. Sólo uso concentraciones menores si voy a usar fragancias sintéticas.

Es un tema un poco ladrillo, pero espero que os haya podido ayudar la explicación.

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported .Prohibida su reproducción sin citar la autoría .

jueves, 28 de marzo de 2013

Muy Personal

No suelo hacer entradas muy personales en el blog. Me da reparo, la verdad, pero hace tanto que no actualizo, que he pensado que hacía falta una explicación, y a veces hay que sacar lo que uno tiene dentro.

El año pasado, 2012, si bien en el aspecto jabonero fue un año estupendo, en lo personal, fue un año terrible. Mi padre, que prácticamente vivía conmigo, enfermó.  Mi día a día se convirtió en un sin fín de visitas médicas, idas y venidas a los tratamientos, ocupaciones y preocupaciones, hasta que a principios de verano falleció.

Durante todo ese tiempo, los talleres, los proyectos, los amigos, la familia...me ayudaban a desconectar un poco y mantener la cabeza ajena a la inmensa tristeza que sentía. Luego vino un verano raro, y llegó Septiembre, que siempre supone una vuelta a la rutina, y la súbita conciencia de que mi rutina no volvería a ser la misma, y llegó el bajón.

La verdad, no tenía ganas de escribir nada, y las pocas veces que lo intentaba lo dejaba al momento. Estaba triste y desganada, una sensación bastante rara en mi y que no ayuda nada a conseguir la inspiración y el entusiasmo necesario para contar algo interesante.  Una amiga me llegó a decir que si yo no tenía ganas de hacer jabón, los mayas tenían razón y realmente el mundo debía estar a punto de acabarse. 

Sería muy injusto permitir que penséis que desde entonces todo a mi alrededor ha sido gris y trágico. Nada de eso, la verdad. Desde septiembre también he tenido momentos jaboneros estupendos y divertidísimos con gente fuera de serie, anécdotas potingueras varias y otras cosas que seguro que en otras circunstancias hubiera corrido a contarlas en el blog, solo que cuando me sentaba delante del ordenador sencillamente no podía.

Así que hace ya unas semanas, he decidido terminar con esta fase de autocondescendencia y ponerme las pilas, tanto en lo jabonero como en lo personal, empezando por el blog.
¡Hasta aquí hemos llegado con la pereza! Os debo unas cuantas entradas y me pongo a ello, antes de ponerme supercursi y empezar a sonar como Annie




Besos, muchos besos.
Maribel